Debe haber algo en él, entonces, que inhibe ese proceso para preservarse a sí mismo lo más posible.
En el trabajo del creador, la información es el fruto.
Y la semilla, la idea.
En mi segundo año de estudios de composición con el gran músico Virtú Maragno, el maestro me encargó que compusiera un coral a la manera de Bach sobre un texto religioso llamado De Profundis, para analizar las estructuras melódicas y armónicas.
Cuando le llevé la partitura, la leyó y me señaló en ella un error de composición conocido como “quintas paralelas ocultas”, intervalo que suena hueco y que las reglas consideran erróneo.
Yo sabía que lo iba a notar ya que lo había escrito adrede y así se lo hice saber, porque que quería remarcar la soledad que el texto enunciaba en ese párrafo y que ese vacío en el que sonaban esas quintas paralelas ocultas era el mismo que figuraba en un motete de Jan Pieterzoon Sweelink, un polifonista holandés del renacimiento.
Maragno me escuchó y me contestó: “usted ya es un compositor. Ahora que conoce todas las reglas puede olvidarse de ellas.”
En publicidad el fruto es el briefing del cliente.
Los creativos tenemos que absorber toda la información que contiene, haciéndola nuestra hasta que conozcamos todo sobre el producto y el mercado. Recién después, cuando tengamos internalizado ese conocimiento, podremos dejarlo morir, olvidarlo, para encontrar la semilla de la idea y hacerla germinar.
5 comentarios:
SIMPLEMENTE MARAVILLOSO!!!!
Saluda desde MDQ,Liliana
Gracias, Liliana. Bienvenida a mi blog.
Su blog es un encantandor almácigo de donde, algunas veces, me llevo una semillita.
Condesa: entre su fertilidad imaginativa y mi semillita, podríamos tener un bebebloggercito...
jajajjajjaj
pero la blogósfera ya tiene multitud de engendros como para sumarle otro más.
¿Se imagina una carótida goy, una rete de creatividad judeocristiana o un jugo de mails sangriento berreando por la red?
beso!
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