lunes, 28 de diciembre de 2009

El contexto actual

La globalización, una consecuencia de la comunicación.

La globalización es una consecuencia directa del achicamiento del mundo medido en tiempo y/o distancia, que- como todos sabemos- son la misma cosa dicha con dos palabras distintas.
Este achicamiento no comienza ahora, sino en algún momento de la prehistoria, cuando un antropoide, o un homínido, elabora la primera señal, la primera abstracción destinada a comunicarle algo a un igual o a alguna deidad.
Esta marca casi seguramente mágica (como lo fueron, son y serán todas las marcas, incluso las actuales, hechas con laser, bytes u holografía), esa rama quebrada, esa incisión en una corteza de árbol, esa raya trazada en el polvo con un dedo y que continúa a través de la historia  con señales de humo, palomas mensajeras, faros griegos, lenguajes de códigos de banderas, semáforos visuales y el pony express, señala el comienzo del proceso de expansión del horizonte humano, expansión que, paradojalmente no agranda el mundo, sino que lo achica en esos términos de tiempo/ distancia, y conduce a la globalización, la aldea global, o cualquier otro nombre que gusten de inventar los pensadores postmodernos.
La última etapa de este proceso- la Aldea Global- la etapa en la que la curva de crecimiento gradual y aritmético del conocimiento se convierte en una hipérbole desenfrenada que crece verticalmente apuntando directamente hacia el infinito, comienza en 1948, cuando un ingeniero de los laboratorios Bell suelda dos alambrecitos a una barrita de germanio e inventa el primer semiconductor de estado sólido.
Muy pocos años después, por 1955, nace la radio a transistores, la abuela de la comunicación global.
Ahora, una pequeña disgresión, pero conducente.
¿Cuantas complejas culturas como la inca, la maya y la islandesa, por ejemplo; o la griega de Pericles y la china imperial; cuantas culturas capaces de proezas matemáticas, filosóficas o ingenieriles, o simplemente coincidentes en el desarrollo de lo que en antropología se llama Universales de la Cultura, coexistieron durante siglos sin imaginar ni tener conciencia de la existencia una de las otras?
Y para no ir tan lejos, ¿cuantos habitantes de comunidades pequeñas y remotas de la Argentina, en la Patagonia, en la selva chaqueña, en la puna, estaban en esa misma condición respecto de, digamos, la crisis de los misiles rusos en Cuba, cuando era presidente Frondizi, cuando algunos de nosotros ya habíamos nacido y/o ya éramos grandes?
Esa radiecito a transistores-que conozco muy bien, porque fué mi padre quien trajo la primera y quien desarrolló la industria en el país- achicó el mundo como nunca antes había sucedido. Esa Spica, o esa City Bell permitieron el instantaneísmo del conocimiento en el mundo, aunque en un sólo sentido: se recibía, se escuchaba, pero no se podía contestar.
Enseguida, la televisión.
En los años sesenta la distribución de noticias vía satélite le dió un enorme empuje a la televisión y permitió que la comunicación global en ambos sentidos fuera una realidad.
En 1962 sucedió la primera transmisión en vivo entre Europa y EEUU. Cada vez más, desde ese momento, las noticias vía satélite cubrieron el globo.
Apenas 12 años luego del lanzamiento de la primera radio a transistores, unas 1.200 millones de personas vimos, simultáneamente, la llegada del hombre a la Luna. Para una persona de mi generación, que asisitió a la transformación de la ciencia ficción en realidad, no sólo el alunizaje fué lo mas terriblemente impresionante en ese 20 de julio de 1969,  sino esa simultaneidad; ese saber que alrededor del planeta, miles de millones compartíamos esa increíble emoción a la vez de estar comunicados, unidos. De hecho, el desembarco en la luna incidió menos en nuestras vidas que el haber podido verlo, hecho cuyas consecuencias modificaron en forma mucho más brutal nuestra existencia que la carrera espacial.
Luego, eventos como Conferencias Cumbre, atentados al Papa, campeonatos mundiales de fútbol y olimpíadas, episodios terroristas como el de las Twin Towers, varias crisis internacionales y hasta guerras fueron difundidas en vivo y en directo globalmente.
Durante los años ochenta aparecen la televisión por cable, las video casseteras, los videojuegos, los compact discs y la gran subversora: la PC.
 La revolución en las comunicaciones que comienza en el siglo 19 con el telégrafo, no muestra signos de desacelerarse, sino todo lo contrario; con nuevas tecnologías que aparecen una detrás de la otra cada vez más rápidamente, como la fibra óptica, la televisión de alta definición y la cada día más fascinante Internet.
Donde una vez dominara la letra impresa en la comunicaciones masivas, hoy reina la imagen visual. Las tecnologías mecánicas han sido reemplazadas por las electrónicas: el cine usa computadoras, el sonido se graba digitalmente, los diarios confían en los procesadores de palabras y la misma distribución de esos diarios se desbarranca en papel y triunfa en Internet.
Al igual de lo que sucede con otros agentes económicos en la aldea global, los medios masivos tambien pasan a ser propiedad cada vez de más pocos, cada vez más ricos y más poderosos.
A mediados de los años 80, el periódico francés Le Monde pronosticaba que hacia 2010 y al ritmo de las fusiones y compras, sólo existirían 400 empresas en el mundo.
Según el sitio 'Stop Big Media', en Estados Unidos en 1983 existían 50 grupos propietarios de medios masivos, cifra que se comprimió a 30 en 1987.
Al momento de escribir este libro, son sólo 6 megagrupos: AOL-Time Warner, Disney (ABC), Viacom, General Electric (propietaria de NBC), News Corp. y CBS.
Paralelamente, Google se está transformando en un petagrupo y ya es prácticamente el único medio de información de gran parte de los jóvenes de 18 a 30 años.
Los medios masivos son la forma más efectiva--para sus dueños y anunciantes, no quizás para los lectores-- de diseminar información tendenciosa a la mayor cantidad de gente posible en el menor período de tiempo posible.
Aunque el fenómeno de los blogs se está constituyendo en un fenómeno de los medios independientes que le está haciendo de conciencia social insoslayable a los grandes medios.
Creo que esa excesiva masa de información, imposible de procesar, de entender, no enriquece al habitante de la aldea global, sino que lo hace sentirse angustiado e impotente. Concientes de esto y para intentar resolverlo, (esto es: no solucionar la angustia, sino no perder clientes), las empresas de medios masivos de la Aldea Global están convirtiendo -cada vez más- la información en entretenimiento, que en vez de rechazar, atrae a las masas numerosas. Están trivializando la información. Están trivializándolo todo. Y muchos comunicadores aceptan esta realidad..
De todas maneras, sea cual fuere la forma de la información, contribuye al aprendizaje social de valores, creencias y actitudes.  Algunos creen-  yo entre ellos- que los medios masivos globalizados filtran, reacomodan y le dan forma a la manera en la que la gente ve al mundo, particularmente en aquellas areas en las que tienen menor experiencia propia y que provee modelos de conducta que son imitados por quienes componen la audiencia. Modelos deseados, comportamientos violentos, creencias respecto de minorías étnicas, religiosas, sexuales; nociones de masculinidad y femineidad, etc.
Dado que los medios masivos, especialmente la TV, son la única fuente de información y noticias para la mayoría de las personas, las ideologias políticas y sociales de sus dueños tienen  efectos muy  profundos en las audiencias. El hecho de dominar las fuentes de información, les da a los medios masivos el poder de determinar cuales temas deben ser de público dominio y cuales no. Y la imposibilidad o extrema dificultad por parte del público de poder verificar la existencia, o la verdad de determinada información, lo hace extremadamente vulnerable a la propaganda de cualquier tipo.
Hace unos 50 años, Marshall McLuhan describió un mundo futuro cuya forma era determinada por los medios masivos, que lo transformaban en una aldea global, un mundo iluminado por la television.
La liberalizacion de los paises socialistas de la Europa Oriental y la insólita transformación hacie un comunismo consumista en  China--ambas tendencias de los tardios 1980s--dan testimonio del poder que tienen los medios masivos de perforar y derrumbar las vallas ideologicas.  La cultura popular norteamericana ejerce una atracción mucho mayor en el  mundo, que las ideas intelectuales occidentales. Los filmes, la televisión, la música y las revistas norteamericanas suelen reemplazar a sus competidoras locales. Una vocero de la Comunidad Europea reveló que, mientras solo el 2% de la filmografía vista en los EEUU era de origen europea, más del 60% de los films para cine y televisión vistos en Europa, eran norteamericanos.
Frente a esto, los nacionalistas acusan a la mass media de ser un vehículo de penetración cultural imperialista. Yo no soy nacionalista, pero creo que si lo es. De todas maneras, imperialista o no, los medios masivos han creado la actual aldea global, aldea decorada con los símbolos e íconos de la cultura popular norteamericana.
No fueron las luchas reivindicatorias románticas las que han derribado el muro de Berlin y la cortina de hierro. Fueron- además del  fracaso de la implementación de las ideas socialistas, de las ideas renovadoras de Mijail Gorbachov- la televisión y el satélite, que mostraron las imágenes ideales de un jean de Calvin Klein. Y del otro lado del muro y de la cortina, se creyeron que esa era la imagen de la libertad. Tambien creyeron que el Estado se los proporcionaría, o que, en todo caso, costarían un par de dólares. Pero esa ya es otra historia. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen articulo, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)

Anónimo dijo...

Buen post, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)

Anónimo dijo...

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